Además de porque el hombre pisó la Luna por primera vez y un millón de personas se juntaron durante tres días en el célebre concierto de rock de Woodstock, 1969 pasó a ser un año a recordar por razones un poco más oscuras que la pura nostalgia: los asesinatos de Charles Manson en Los Angeles, ocurridos hace 40 años exactamente ayer.
Una semana antes de Woodstock, en pleno verano del 69, con la Guerra de Vietnam en ebullición y hippies en las calles, el silencio apacible de la mañana del 9 de agosto en el barrio acomodado de Benedict Canyon de Beverly Hills se quebró con el grito escalofriante de una mujer espantada frente a lo que acababa de encontrar. En el living de la mansión del productor musical Terry Melcher, alquilada en ese momento por Roman Polanski, yacían acuchillados los cuerpos de su esposa Sharon Tate, embarazada de ocho meses, y otras cuatro personas.
Fueron apuñalados en la noche del 8 al 9 de agosto por cuatro miembros de la secta "La Familia" de Manson, un aspirante a compositor de música, con una esvástica en la frente, que se creía gurú y profeta, y repartía LSD a sus seguidores adolescentes ante quienes predicaba la llegada inminente de una guerra entre negros y blancos y un apocalipsis del cual sobrevivirían él y 144.000 personas dispuestas a gobernar la tierra, asistidos por un ejército de esclavos negros. La alucinación, claro, no se cumplía y Manson consideró que tal vez convenía ayudar a que los hechos ocurrieran. Ordenó la masacre.
Primero fue la matanza de Tate, de 26 años, y sus invitados: Abigail Folger, de 25, heredera de una fortuna; Jay Sebring, de 35, peluquera de la farándula; el cineasta polaco Voyteck Frykowski, de 32, y Steven Parent, de 18 años, un amigo que cuidaba la casa. En la puerta de la residencia los asesinos habían escrito con sangre de las víctimas "Muerte a los cerdos". En la ciudad cundió el pánico, sobre todo tras el asesinato de otras dos personas al día siguiente.
Leno LaBianca, de 44 años, dueño de una próspera tienda de alimentos, y su esposa Rosemary, de 38, fueron asesinados en su casa. Alguien escribió con sangre la palabra War, o guerra, en el cuerpo de Leno. "Cerdos" en las paredes. Y la heladera, "Helter Skelter'', título de una canción de los Beatles, en la que Manson encontró inspiración. La billetera de LaBianca apareció en un barrio negro.
Pasaron tres meses hasta que se relacionó a Manson con los asesinatos. Entonces, las cosas se tornaron más locas todavía.
Manson fue hallado viviendo en una comuna en el desierto y salió a la luz su historia de ex preso que se había convertido en el líder de un culto y le había ordenado a sus seguidores que asesinaran.
"Estos fueron probablemente los asesinatos más extraños en la historia de EE.UU.'', señaló Vincent Bugliosi, el fiscal que llevó el caso. Mason fue declarado culpable de matar a nueve personas -más crímenes verían la luz tras su captura-. Fue condenado a morir, solo que -como la pena de muerte fue abolida en California en 1972-, hasta el día de hoy, con 74 años, cumple cadena perpetua.
Cuarenta años atrás, los miembros de "La Familia" eran casi niños vulnerables, alienados, que escapaban de un mundo desgarrado por la guerra y la rebelión y decidieron seguir a Manson, a quien veían como al líder de un culto en busca de amor. Terminaron enredados en una madeja diabólica. Hoy, casi ancianos, varios no pueden con la culpa.
"No pasa un día sin que piense en eso, especialmente en las víctimas", admite Barbara Hoyt, quien tenía 17 años cuando se produjeron las matanzas. "Hace tiempo me hice a la idea de que esto nunca me dejará", agrega.
Quienes no están presos, se encuentran dispersos por todo el país. Algunos se cambiaron de nombre para evitar ser identificados. Otros se sometieron a operaciones para borrar las esvásticas que Manson les hizo grabar en sus frentes. Y varios sufren pensando en lo que hicieron. "Manson dejó muchas víctimas, además de las que mató'', expresó Catherine Share, quien vivió alguna vez con la "familia'', usando el nombre de "Gypsy'', o Gitana. "Destruyó muchas vidas. Hay gente en la cárcel que no estaría allí de no haber sido por él. Acabó con nuestras vidas''.
http://www.clarin.com/diario/2009/08/10/elmundo/i-01975349.htm
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