lunes, 22 de junio de 2009

ASESINOS SERIALES.


Elisabeth Bathory, la condesa sangrienta.

.-Gilles de Reis: Barba azul.

.-Idí Amín, el carnicero de kampala.

.-Calígula, el reinado del terror.

.-Ivan "el terrible".

.-Adolf Einchman y "la solucion final"

.-Vlad Tepes, "Vlad el empalador".


Vlad Tepes, "Vlad el Empalador"

Conocido en el mundo entero como Drácula, nació en Rumania (1428-1476). Hijo de Vlad Dracul (caballero de la orden del dragón - 1431) y nieto de Mircea el Grande, soberano de Velaquia (1368-1418) fue uno de los príncipes rumanos que por sus diversas hazañas y su nada corriente personalidad, llamó la atención y ocasiono el interés de forma muy especial no solo de sus contemporáneos sino también de la historia y literatura actuales. Para algunos historiadores del tema, Drácula fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y del cristianismo, mientras que para otros se trataba de un caso patológico, el de alguien que torturaba, atormentaba y por supuesto mataba para divertirse, por puro placer. Fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad "El Diablo", príncipe de Velaquia (antiguo principado danubiano, que formo con Moldavia el reino de Rumania). Hoy en día, constituye dos regiones geográficas bien definidas: la Mutenia, situada al este del río Olt, y la Oltenia, al oeste. El viejo Vlad se gana por méritos propios el apodo de "Dracul" (El Diablo) por su afamada crueldad y sangre fría y que posteriormente heredaría su predecesor. No se conoce con exactitud la fecha y lugar de nacimiento, pero se estima que vio el mundo por primera vez allá por 1428 en la ciudad de Sighisoara (Transilvania, situada en la región de Brashov, y fundada en 1280). Su padre residía allí en una mansión que hoy todavía se conserva (Bran Castle). Ha pasado a la historia por su apodo Drácula (proviene de "Draculea". La terminación "ulea" en rumano quiere decir "hijo de", lo que podría traducirse como "El hijo del Diablo"). Reinó como príncipe de Velaquia en 1448; de 1456 a 1462, y finalmente en 1476, año de su muerte. El pueblo le puso como apodo también "Tepes" (Empalador) ya que esta era la pena capital a la que más era aficionado y que aplicaba con mas prodigalidad, aunque esta última expresión, hasta mediados del siglo XVI no aparecería en ningún documento.

En aquellos tiempos, el trono de Velaquia estaba amenazado desde el exterior por los turcos y húngaros, y en el interior por los nobles ávidos de poder que luchaban entre ellos con un salvajismo y ferocidad mas que bestial. La trágica muerte de su padre, que fue ejecutado por Iancu de Hunedoara en 1447, obligó al joven Vlad a ponerse al lado de los turcos, adversarios de Iancu, con cuya ayuda accedió al trono de Velaquia en Septiembre de 1448, y aunque el príncipe Vladislav II, pretendiente al trono, y apoyado por los húngaros y la población de origen alemán, fue derrotado en Kossovo (al norte de la actual Macedonia junto al río del mismo nombre) éste sólo consiguió conservar el trono unas pocas semanas.


La vida y gracia de Vlad se conoce muy poco hasta el año 1456. Durante estos años, Vlad fue separándose de los turcos y estrechando las relaciones con su enemigo Iancu de Hunedoara, lo que sí era moralmente recusable, era sin embargo muy práctico. No era nada extraño durante esa época el hecho de cambiar las ideas y conveniencias políticas de una manera un tanto extraña y del todo inesperada, solo hay que echar un vistazo a la historia de los grandes y diversos reinos de la Europa Occidental. Este repentino viraje político se manifestaba solo en una cosa: el deseo para Vlad de volver a reinar en Velaquia. Seguía atentamente las crecientes desavenencias entre Vladislav y Iancu hasta que el 23 de Abril de 1452, Iancu iniciaba la guerra, arrebatando a su rival las ciudades y propiedades que poseía en Transilvania, circunstancia que aprovecho Vlad para ofrecerse al vencedor como pretendiente al gobierno de estas, solicitando su ayuda y prometiéndole una "fidelidad inquebrantable". Pero, el 6 de Abril de 1545, Vladislav, negado y resignado al hecho de ser derrotado, irrumpía en Transilvania arrasando, matando, quemando y saqueando. Draculea, deseando conservar su trono, solicitó y obtuvo el mando de un pequeño ejército aprovechando la intervención en la guerra del monarca húngaro Ladislao V de Habsburgo, Archiduque de Austria y Rey de Bohemia, que veía amenazados sus intereses en la región. La pugna le fue favorable, logrando apresar a Vladislav al que hizo decapitar en la ciudad de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Velaquia). El 3 de Julio, fue una fecha importante para Vlad puesto que volvería a reinar y garantizaría a sus súbditos la protección contra los turcos y el libre comercio allende de las montañas de Velaquia, a cambio de que estos le prestaran ayuda en caso de guerra.

El hecho de que el nuevo príncipe obraba con "demasiada independencia" dio la voz de alarma a los húngaros y alemanes los cuales fueron modificando su actitud, llegando a solicitar el 14 de Febrero de 1457 a sus súbditos que apoyaran a otros pretendientes. No tardaron en iniciarse una serie de alianzas e intrigas, acompañadas (como podía esperarse) de lealtades y traiciones. En el año 1459, Draculea ordeno empalar a algunos rebeldes destacados y arrojar al fuego a otros, siendo este el macabro y tortuoso inicio de su carrera de crueldades. Favorecido por la suerte, logro atrapar al más peligroso de sus adversarios, Dan Voeivod en la primavera de 1460, al que obligo a cavar su propia tumba y asistir a sus funerales antes de hacerlo decapitar. El 24 de Agosto redujo a los últimos rebeldes; hizo empalar a algunos pero curiosamente se mostró excesivamente generoso con otros.



Consolidado su trono, "El Empalador" se alzó contra los turcos a los cuales no les pagaba los tributos que estos exigían desde hace tres años. El sultán Muhammad II, el conquistador de Constantinopla, conociendo el temple de su enemigo y el coraje y bravura de sus guerreros, prefirió utilizar la cabeza antes que la fuerza. Le envió como mensajero al colaboracionista griego Catavolinos, citándole en Giurgiu (fortaleza y puerto danubiano, no lejos de Bucarest) para solucionar un "pequeño problema fronterizo", apostando cerca de la población un destacamento de tropas escogidas al mando de Hamza Beg. Vlad fingió caer en la trampa, (ya se había olido que dicha citación no era normal y menos tratándose de un asunto aparentemente de tan poca importancia) e incluso se presento con parte de los tributos pendientes y algunos presentes para el Sultán pero a su vez traía consigo un fuerte contingente de caballería que derroto a los turcos (puesto que estos eran muy inferiores en número) tras apoderarse del lugar, haciendo prisioneros además al griego y al general otomano, los cuales junto con el resto de los apresados fueron conducidos a Tirgovisthe, capital de Velaquia, y posteriormente empalados. Animado por el éxito, Vlad se pasó a la orilla derecha del Danubio, incendiando y saqueando tras derrotar a las tropas turcas. El 11 de Enero de 1462, en una carta que estaba dirigida al nuevo soberano húngaro Matías Corvino, daba cuenta de haber acabado con más de 24.000 enemigos habiendo hecho amontonar sus cabezas y contarlas, con la excepción de los que murieron en los incendios de sus casas. Consecuencia de estas incursiones, estaban tan desmoralizados que muchos de ellos prefirieron abandonar Estambul ante el temor de que este pudiera apoderarse de la ciudad, conquistada hace pocos años y en la que aún quedaban gentes que recordando el espléndido periodo bizantino, no hubieran dudado en levantarse contra sus dominadores.



Enfurecido, Muhammad II dispuso de un gran ejercito de unos 250.000 hombres y una flota dispuesta a remontar el Danubio. Vlad no podía oponer más de 10.000 hombres y recurrir a tácticas como la guerrilla y la "tierra quemada" (primavera/verano de 1462). Tras sufrir muchas bajas, haberse declarado una importante epidemia de peste y no poder apoderarse la flota turca de la ciudadela de Kilia (al sur de Moldavia), el Sultán ordena la retirada de sus tropas y una vez en Estambul valiéndose de su genio y astucia, le opuso a uno de sus propios hermanos, Randu "el Hermoso" que se había pasado al bando otomano, arrastrando algunos de los principales boyardos. Finalmente, tras una serie de intrigas (falsificación de documentos incluida) muy de la época y del lugar, Muhammad logra que el Rey ordenara el arresto de Vlad que fue encerrado durante doce años, primero en Visegrado (cerca de Sarajevo, a orillas del Drina) y posteriormente en las inmediaciones de Budapest, donde recibía un trato especial, es decir, era tratado con mayores consideraciones. Mientras tanto, entre 1462 y 1475, Randu, hombre débil y carente de personalidad, se sentó en el trono de Velaquia casi como un títere de los turcos.

Las circunstancias que permitieron a Vlad, librarse de la prisión no están muy claras, pero es sabido que tomo parte en la batalla de Vaslui (en la región de Jashi, Moldavia), el 10 de Enero de 1475, formando parte del contingente enviado por el Rey de Hungría al príncipe transilvano Esteban Báthory contra los turcos. Lo curioso y por otro lado cierto, es que Draculea volvía a ocupar su trono el 11 de Noviembre de 1476. Semanas mas tarde, los turcos le sorprendieron desprevenido con una escolta de sólo 200 hombres (de los cuales sólo sobrevivieron 10 para contarlo) y le dieron muerte. La cabeza de Vlad fue enviada a Estambul y exhibida públicamente. Le sucedió su hermano Randu, pero siempre supeditado a la "Sublime Puerta", que reino hasta Septiembre de 1500.

Nota: el empalamiento

El empalamiento era todo un arte de la tortura, por aquel entonces, y consistía en atravesar a una persona con una estaca. Se le podía clavar la estaca por el pecho o incluso introducirla por la boca, pero el método más corriente era colocar a la víctima en el suelo con los miembros extendidos al máximo y atar un caballo a cada pie.
Después se preparaba una gigantesca estaca o poste lo bastante sólido para sostener el peso de esa persona, y se le redondeaba la punta, pues si la punta estaba afilada, la víctima moría rápidamente. La estaca era untada en aceite para poder ser insertada fácilmente en el ano de la víctima. Los caballos avanzaban lentamente mientras se iba insertando la estaca, y cuando ésta había quedado asegurada dentro del cuerpo, se cortaban las cuerdas de los caballos. Después, el infortunado era levantado junto con la estaca, y se iba hundiendo gradualmente en ella muriendo poco a poco.


Elisabeth Bathory: La Condesa Sangrienta

El caso de este personaje resulta verdaderamente interesante para la historia del crimen en serie, partiendo en un principio del hecho que sea una de las pocas mujeres que haya asesinado de una manera tan cruel... a cerca de 650 niñas.

Además de una perversión sádica y sexual, la Condesa Elizabeth Báthory sentía especial atracción por la sangre, y no sólo se contentaba de beberla, como es habitual en los llamados asesinos vampíricos, sino que se bañaba en ella con el fin de impedir que su piel envejeciese al paso de los años.



Nace en 1560 en el seno de una de las más ricas familias húngaras.
Si bien pertenecía a la más ilustre y distinguida aristocracia, siendo su primo Primer Ministro de Hungría, y su tío Rey de Polonia, también existen antecedentes esotéricos entre los miembros de su familia, como pueden ser un tío adorador de Satán y otros familiares adeptos a la magia negra o la alquimia, entre los que se puede contar a la propia Báthory, ya que desde su infancia había sido influida por las enseñanzas de una nodriza que se dedicaba a las prácticas brujeriles.



Cuando sólo contaba con 15 años se casa con un noble, el conde Nadasdy, gran guerrero conocido como "El Héroe Negro", y se van a vivir en un solitario castillo en los Cárpatos.

El conde no tarda en ser reclamado en una batalla, por lo que se ve obligado a dejar sola a Elizabeth por un tiempo.



Al cabo de muchos momentos en espera de su marido, ésta se aburre por el continuo aislamiento al que estaba sometida, y se fuga para mantener una relación con un joven noble al que las gentes del lugar denominaban "el vampiro" por su extraño aspecto. En breve regresa de nuevo al castillo y empieza a mantener relaciones lésbicas con dos de sus doncellas.



Desde ese momento, y para distraerse de las largas ausencias de su marido, comienza a interesarse sobremanera por el esoterismo, rodeándose de una siniestra corte de brujos, hechiceros y alquimistas.



A medida que pasaban los años, la belleza que la caracterizaba se iba degradando, y preocupada por su aspecto físico pide consejo a la vieja nodriza. Ésta, le indica que el poder de la sangre y los sacrificios humanos daban muy buenos resultados en los hechizos de magia negra, y le aconseja que si se bañaba con sangre de doncella, podría conservar su belleza indefinidamente...



En esa época, la Condesa tubo su primer hijo, al que siguieron tres más, y si bien su papel maternal le absorbía la mayor parte del tiempo, en el fondo de su mente seguían resonando las palabras tentadoras de la nodriza: "belleza eterna". Al principio intentó alejarlas de sí, posiblemente no por falta de deseo o valor, sino por temor a las consecuencias de cara a la aristocracia, pero años más tarde cuando su marido fallece no tarda en probar los placeres sugeridos por la bruja.



Al poco tiempo moriría su primera víctima: una joven sirvienta estaba peinando a la Condesa, cuando accidentalmente le dio un tirón. Ésta, en un ataque de ira le propinó tal bofetada que la sangre de la doncella salpicó su mano. Al mirar la mano manchada de sangre, creyó ver que parecía más suave y blanca que el resto de la piel, llegando a la conclusión que su vieja nodriza estaba en lo cierto y que la sangre rejuvenecía los tejidos. Con la certeza de que podría recuperar la belleza de su juventud y conservarla a pesar de sus casi cuarenta años, mandó que cortasen las venas de la aterrorizada sirvienta y que metiesen su sangre en una bañera para que pudiera bañarse en ella.



A partir de ese momento, los baños de sangre serían su gran obsesión, hasta el punto de recorrer los Cárpatos en carruaje acompañada por sus doncellas en busca de jóvenes hembras a quienes engañaban prometiéndoles un empleo como sirvientas en el castillo. Si la mentira no resultaba, se procedía al secuestro drogándolas o azotándolas hasta que eran sometidas a la fuerza. Una vez en el castillo, las víctimas eran encadenadas y acuchilladas en los fríos sótanos bien por un verdugo, un sirviente o por la propia Condesa, mientras las víctimas se desangraban y llenaban su bañera.


Una vez dentro de la pila, hacía que derramasen la sangre por todo su cuerpo, y al cabo de unos minutos, para que el tacto áspero de las toallas no frenase el poder de rejuvenecimiento de la sangre, ordenaba que un grupo de sirvientas elegidas por ella misma lamiesen su piel. Si estas mostraban repugnancia o recelo, las mandaba torturar hasta la muerte. Si por el contrario reaccionaban de forma favorable, la Condesa las recompensaba.



En algunas ocasiones, las víctimas que le parecían más sanas de mejor aspecto eran encerradas durante años en los sótanos para ir extrayendo pequeñas cantidades de sangre mediante incisiones afín que la dueña del castillo pudiera bebérsela.
Por otro lado, las calaveras y los huesos eran también aprovechados por los hechiceros del castillo, convencidos que sólo un sacrificio humano podía dar buenos resultados para realizar sus experimentos alquímicos.



Durante once años, los campesinos aterrados veían el carruaje negro con el emblema de la Condesa Báthory rastrear el pueblo en busca de jóvenes, que desaparecían misteriosamente dentro del castillo y que nunca volvían a salir.


Los cuerpos sin vida eran sepultados en las inmediaciones del castillo, hasta que finalmente, sea por pereza o descuido, tan sólo los arrojaban al campo para que las alimañas acabasen con ellos.



Algunos aldeanos no las tenían todas consigo por los gritos estremecedores que se oían salir del lugar, y se empezaron a extender rumores por todo el pueblo de que algo raro sucedía en el castillo.


Finalmente estos pueblerinos empiezan a rondar por las inmediaciones, en dónde se encuentran con los restos de más de una docena de cuerpos sin vida. Éstos armaron una revuelta insistiendo que el castillo estaba maldito y era además una residencia de vampiros, quejándose ante el propio soberano.



Atacar a una familia de poder en esa época era algo verdaderamente difícil, y sobre todo si como en este caso, el acusado además de ser una persona distinguida entre la nobleza tenía amigos igual de poderosos por todas partes. Por ese motivo, el emperador comienza por no prestar atención a las quejas de su pueblo, pero finalmente envía una tropa de soldados que irrumpen en el castillo en 1610.
Al entrar, los soldados encuentran en el gran salón del castillo un cuerpo pálido y desangrado de mujer en el suelo, otro aún con vida pero terriblemente torturada, que había sido pinchada con un objeto para extraerle la sangre, y una última ya muerta tras ser salvajemente azotada, desangrada y parcialmente quemada. En los alrededores del castillo, desentierran además otros cincuenta cadáveres.



En los calabozos, se encuentran a gran cantidad de niñas, jóvenes y mujeres aún en vida a pesar que algunos de ellos tenían señales de haber sido sangrados en numerosas ocasiones. Una vez éstos liberados, sorprenden a la Condesa y a algunos de sus brujos en una de las habitaciones del castillo en medio de uno de estos sangrientos rituales. Rápidamente son detenidos y conducidos a la prisión más cercana.


Los crímenes sádicos de Báthory habían durado aproximadamente diez años.

Gilles de Rais: Barba Azul

Sadismo: perversión sexual que se caracteriza por la obtención del placer erótico a través de maltratar o hacer sufrir a la pareja...

Con apenas 20 años, Gilles de Laval, barón de Rais, era ya un joven de atractiva elegancia y sorprendente belleza. Había recibido una esmerada formación intelectual y militar que lo llevó a tomar lugar al lado de Juana de Arco como primer teniente a favor de su amigo el rey Carlos VII. Sirvió con tal distinción en las distintas batallas de la época, que fue recompensado con el título de Mariscal de Francia. La suerte le seguía sonriendo desde su venida al mundo en 1404.

Descendía de una de las familias más ricas y poderosas de Francia , y a los once años había heredado una de las mayores fortunas del país, que se había incrementado tras casarse a los dieciséis, con su prima e inmensamente rica, Catalina de Thouars.
Por aquel entonces su vida transcurría con total normalidad, incluso acababa de ser padre de una niña y era uno de los nobles más ricos de Europa. No obstante su conducta cambiaría tras la captura de su protegida Juana de Arco. El joven Mariscal trató de salvarla con una obstinación casi obsesiva, pero de poco le iba a servir, pues Juana acabaría siendo quemada en la hoguera.

Tras el duro shock de haber perdido a la mujer que idolatraba en secreto, Gilles se separó de su esposa y se encerró en su castillo de Tiffauges, negándose a tener contactos sexuales con ninguna mujer.
Entonces comenzó una insólita carrera de crímenes y sacrilegios contra la Iglesia, pues trataba de desafiar a Dios por haber permitido que Juana fuese torturada y quemada.

Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.
Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.

Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que sólo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.

(Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Gilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo).

Los historiadores opinan que su primer crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para lograr sus favores. Pero tras haberle cortado las muñecas a la víctima, haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se le apareció el Diablo ni logró trasformar el metal en oro. Lo único que habría logrado, sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y el asesinato de niños.

Este personaje sentía una predilección malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más...

A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.
El mismo Gilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Gilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y le secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver.

En una ocasión, se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de "torturas". Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba, el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas al moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Gilles, en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su sexo entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre.
Luego ordenó que quemasen el cuerpo y que conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido.

(Se dice que Gilles tras la comisión de los crímenes de vampirismo y necrofilia caía en un pesado sueño, casi en coma, hecho que se reproduce en otros asesinos vampíricos y necrófilos que también dormían después de atacar a los cadáveres, como es el caso de Henri Blot).

A la mañana siguiente no quedaba huella ninguna de su desenfreno de la noche anterior, sus sirvientes la habían limpiado. Pidió que le trajeran la cabeza y ante ésta, se arrodilló bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acercó sus labios a la cabeza, la besó largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella...

Uno de los mayores placeres de Gilles era tener las cabezas decapitadas clavadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.
Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concurso de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cual era la más bella. La cabeza "ganadora" era dedicada a un uso necrofílico.

Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde.
Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.

A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quién ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.
El 13 de septiembre fue detenido en su el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado e inmolado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.
Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue sólo la amenaza de la excomunión lo que le indujo a hacerlo detalladamente.

En octubre, Gilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando él mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido nadie más que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.
Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto con dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a todos los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las víctimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.


Idí Amín, el carnicero de Kampala

Este caso es mucho más moderno, ya que murió el 16 de agosto de 2003. Se trata de Idí Amín, uno de los peores dictadores de la historia, quien durante los años 70, apoyado por occidente y por la mayor parte de países árabes, mandó en Uganda en una de las más terribles dictaduras de la historia. Se le atribuyen hasta medio millón de asesinatos; sin embargo, murió anciano y enfermo tras una vida comodísima en su retiro en Arabia Saudí.

Según las distintas fuentes, se calcula entre 300.000 y medio millón el número de víctimas inocentes que murieron durante los nueve años, de 1971 a 1979, que Idi Amín sembró el caos en Uganda con puño de hierro.

Nacido en el reino ugandés de Buganda en una familia de campesinos de la tribu kakwa, hace 78 años, Idi Amín apenas terminó los estudios primarios se incorporó a los King's African Rifles (Fusileros Africanos del Rey) en tareas de pinche de cocina. Durante la II Guerra Mundial fue testigo, desde la cocina de su regimiento, de acciones militares en Birmania. Como militar, se estrenó en la campaña de los británicos contra los rebeldes Mau-Mau de Kenia a principios de los 50.

Con sus 110 kilos de peso y 1,95 metros de estatura, se hizo popular en el ejército por su afición al boxeo. En 1951 ya era campeón de los pesos pesados de su país y retuvo el título hasta el 59. Gracias al boxeo, le ascendieron de cabo a sargento y, con la independencia en 1962, fue ascendido a teniente.

Su primera misión conocida de oficial fue el desarme de los ganaderos del noreste de Uganda por encargo del primer presidente del país, Milton Obote. Idi Amín fue tan eficaz en su misión que Obote le ascendió a capitán en 1963 y un año más tarde a coronel y segundo jefe del Ejército. En 1965 se vio implicado en un escándalo financiero de millones de dólares junto con Obote y otros oficiales. Al año siguiente, dirigió con éxito el ataque al palacio del rey de Buganda

Sus problemas con Obote no vinieron de sus excesos -daba la nota en todas las fiestas oficiales tirándose a la piscina en uniforme y cruzando Kampala a 150 por hora en su deportivo rojo- sino del asesinato de Pierino Okoya, brazo derecho de Obote, en 1970.Este había llamado cobarde a Amín por escapar a una base militar tras el intento de asesinato de Obote en diciembre del 69.

A punto de ser detenido por apropiación indebida de gran cantidad de dinero del Ejército, dio un golpe en enero de 1971. En pocas semanas ordenó ejecutar a miles de soldados y oficiales de las tribus langi y acholi, sospechosos de lealtad al presidente derrocado.

Tras la purga militar, inició una purga civil. Organizó una fuerza pretoriana de unos 15.000 efectivos para recorrer pueblos y aldeas saqueando, violando y generando un clima de terror que todavía no se ha olvidado en la región. Era frecuente, en aquellos años, encontrar cuerpos sin genitales, narices u ojos tirados en las cunetas y decenas de miles de ugandeses sufrieron torturas en campos de concentración.

En 1972 dio 90 días a todos los asiáticos -los ugandeses de ese origen también se apuntaron por si acaso- para deshacerse de sus propiedades y huir del país. Unos 70.000 comerciantes, la clase que mantenía en pie la economía ugandesa, se exiliaron y Uganda se derrumbó en el caos y la bancarrota.
También expulsó a los estadounidenses y a los técnicos soviéticos que trabajan en el país, pero su miedo no se aplacó y se hizo rodear de un cuerpo de 23.000 guardaespaldas, al tiempo que potenció su Ejército con la ayuda de Libia y Sudán. La persecución y represión de la oposición fue brutal y los métodos de su policía político-militar, de la que se dijo que fue entrenada por agentes de los servicios secretos rusos (KGB), se hicieron célebres por su crueldad más allá de las fronteras de Uganda. La Comisión Internacional de Juristas cifró inicialmente el número de ejecuciones en 200.000 y Amnistía Internacional en 300.000, aunque estudios posteriores elevan esa cifra hasta prácticamente el medio millón de personas.


Calígula, el reinado del terror

‘Que me odien, con tal de que me teman’, ésta era la máxima del emperador. Hablaba con los dioses, y al mismo Júpiter le decía: ‘súbeme, o te hundiré’. También hablaba con la Luna, incluso le daba consejos. Su nombre era Cayo César, aunque ha pasado a la historia como Calígula.

Con sólo tres años, su padre, un gran general germano, se acompañara del pequeño Cayo para pasar revista a las tropas. Hizo un traje igual que el suyo para el niño, un pequeño traje de general romano para un infante de tres años. Calígula es el diminutivo de las sandalias romanas, las que llevaba el pequeño Cayo César cuando estaba con las tropas.

Era un hombre feo, débil, lánguido, alto y muy delgado, con todo el cuerpo peludo y además aquejado por la calvicie. César significa ‘cabellera’ y él era calvo, aunque se ponía pelucas. Era receloso con todo el mundo y estaba avergonzado de sus defectos físicos.

Ya de joven se vestía como el populacho y era un habitual visitante de los prostíbulos. Le daba igual si con hombres o con mujeres, pero disfrutaba del sexo con violencia, agrediendo, torturando… mostraba fielmente lo que sería su reinado. El dolor ajeno le causaba placer, disfrutaba con el sufrimiento de los demás. Siendo emperador, cuando torturaba a sus enemigos, siempre se dirigía al verdugo diciendo: ‘hiérele, hiérele y haz sentir la muerte en él’.

Se casó 5 veces, una de ellas en secreto con su propia hermana. Dos de sus esposas fueron inmediatamente repudiadas, otra murió durante un parto. La cuarta esposa, Milona, se casó con él estando embarazada de ocho meses, y su hija no era de Calígula. Sin embargo, él la trató como si fuese suya. Le encantó esa niña al observar que la pequeña disfrutaba arañando los ojos de los otros bebés. De inmediato la quiso como suya.

En el año 37 el emperador Tiberio entra en coma tras una gran orgía. Su heredero era Calígula, su hijo adoptivo. Los legionarios querían que Calígula fuese emperador recordando la figura de su padre, un querido y genial general.

Y aquí entramos en la leyenda, porque cuando Calígula estaba a punto de ser nombrado emperador, Tiberio inició una leve recuperación. Aprovechando que estaba todavía débil y en la cama, hay quien dice que Calígula ordenó su asesinato, y otros aseguran que fue él mismo quien estranguló a su antecesor (más o menos como hace Cómodo en Gladiator con Marco Aurelio, aunque lo de la película es una enorme mentira). Sea como fuere acabó con él. El mismo Tiberio aseguró en una ocasión haber educado a Calígula para destruir al pueblo romano.

Con 24 años Calígula fue nombrado emperador, y así empezó un período de 3 años, 10 meses y 8 días conocidos como ‘El imperio del terror’. Borracho de poder, creyó ser Dios. Todos los césares habían sido nombrados dioses tras su muerte, pero él quiso serlo en vida.

Al año siguiente, sin saber por qué, entró en una terrible crisis. Terribles temblores, mirada fijada en el infinito completamente desenfocada, espuma saliendo a borbotones de la boca… Calígula sufría epilepsia, una enfermedad bastante incomprendida en su época. Muchos creían que el joven emperador estaba a punto de morir. Hasta ese momento su gobierno no era desastroso, incluso había gobernado bien. Se baraja la opción de la encefalitis, de la esquizofrenia y sobre todo de la epilepsia lobulotemporal. Los síntomas de esta última son similares a la esquizofrenia, y la sufrió de por vida. Tras cada ataque era más cruel. No dormía, sólo a veces 3 horas al día en las que su fanática mente no creaba más que terribles pesadillas, veía monstruosos seres que le pedían que siguiera matando.

Calígula envidiaba por su fealdad y su calvicie a todos aquellos hombres que tuvieran una poblada melena. Cuando se cruzaba a alguno por la calle ordenaba inmediatamente que lo rapasen. Prohibió bajo pena de muerte la palabra ‘cabra’, porque creía que se parecía a ellas. Peludas y patilargas… si alguien pronunciaba la palabra cabra en su presencia era ejecutado de inmediato.

Gastó todo el tesoro de Roma en un solo año. Hasta tres mil millones de sestercios en un solo año. Sus excesos eran increíbles; mandó construir un barco con incrustaciones de piedras preciosas para sus paseos. Uno de sus vicios era disolver perlas. Las disolvía en vinagre y se las bebía.

Para su caballo Incitatus ordenó construir un establo de mármol con un pesebre de marfil. El caballo también fue dotado de grandes joyas. Lo nombró senador en un arranque de locura, uno de tantos. Esta es una de las excentricidades más conocidas de Calígula, aunque no es una de las mayores.

Al quedarse sin dinero hizo que las prostitutas pagasen impuestos, pero fue más allá. Creó un prostíbulo en palacio, así que no cobraba impuestos porque él era el dueño del negocio.

En su locura, cada vez que alguien se enriquecía más de lo normal, cada vez que detectaba una gran fortuna, Calígula ordenaba al millonario que lo nombrase su heredero. Cuando alguien nombraba heredero al emperador, no vivía muchos días más desde ese nombramiento, de hecho todos morían de forma inusualmente rápida. Calígula los mandaba asesinar y así todas las fortunas de Roma fueron a parar a sus bolsillos. En Roma el pánico invadía la ciudad, nadie sabía hasta dónde llegaría el demente imperator.

Para comer sus grandes manjares, traía presos para reírse de ellos mientras él devoraba exquisiteces. En una ocasión, mientras comía, hizo cortar las manos de un recluso, y con ellas mandó fabricar una especie de collar o colgante para el mismo preso. Lo hizo pasear ante su mesa mientras se desangraba hasta la muerte. Eran muy comunes las decapitaciones durantes las comidas, de hecho se producían casi a diario para júbilo del loco dictador.

Pero no sólo disfrutaba durante las comidas. Como ya he dicho, Calígula disfrutaba con el sexo. Le gustaba especialmente practicarlo delante del verdugo y el torturado. También le encantaba deshacer bodas. El día del enlace aparecía de repente y se apropiaba de la mujer. Si durante un banquete se fijaba en la mujer de algún invitado, la señalaba y se iba a sus aposentos con ella. Si no le complacía lo suficiente ordenaba que se divorciase inmediatamente de su marido.

Calígula se fijó en su hermana Drusila y concibió un hijo con ella. De hecho, Calígula mantuvo sexo con sus tres hermanas. A dos de ellas las aprisionó, pero se enamoró de Drusila y se casó mediante el rito Tolemaico egipcio, el único que permitía el incesto y estaba más o menos aceptado en Roma.

Y nuevamente la locura de Calígula fue demasiado fuerte. Además de epilepsia, sufría importantes ataques de ansiedad. En uno de esos ataques, loco por saber cómo sería su hijo, abrió el vientre de su hermana, embarazada de ocho meses y extrajo el feto de su hijo. Así fue el fin de Drusila y su hijo. Definivamente la cordura había abandonado al emperador.

Quienes más lo sufrieron fueron sus propios familiares. Calígula no quería que nadie pudiese hacerle sombra, no estaba dispuesto a permitir que algún posible sucesor o candidato al trono pudiese conspirar contra él, así que se dedicó a eliminar a todos los miembros de su familia que considerase potencialmente peligrosos.

Era costumbre en Roma saludar al emperador diciendo: ‘yo por ti, emperador, daría mi vida en el circo’. Hasta aquel momento no era más que una cuestión de educación y protocolo, lo que llmaríamos una fórmula de cortesía, pero con Calígula dejó de serlo, porque en muchas ocasiones Calígula tomaba la palabra y enviaba al circo a quien le dijese esa frase. Nobles, generales, aristócratas… acababan en la arena del circo por este motivo. Y es que Calígula disfrutaba enviando a las personalidades del Imperio a las minas, al circo, a construir calzadas… era todo un divertimento para él.

Ordenó erigir una gran estatua en su honor y mandó que la vistiesen cada día del mismo modo que él bajo pena de muerte. Cada día el emperador se cercioraba de que efectivamente se cumpliera su mandato.

En la inauguración de un puente invitó a las personalidades más relevantes de la ciudad a subir a su barco. Cuando estaba en mitad del río, ordenó a los soldados que los lanzasen al agua. Muchos murieron ahogados, y Calígula ordenó que golpeasen con los remos a quienes intentasen volver a subir. Cientos de personas murieron, la mayor parte de ellas altos cargos políticos. Durante sus 46 meses de reinado fueron asesinadas miles y miles de personas.

Su única campaña militar fue un teatro. No tuvo valor para combatir a los germanos y britanos. Capturó algunos galos y los disfrazó como germanos. El hijo del gran general germánico era un desastre, una vergüenza. Volvió con más odio que nunca, ejecutó y torturó en tal medida que la guardia pretoriana no pudo soportarlo más. La propia guardia que debía protegerle se conjuró contra él.

Con 28 años y decenas de miles de víctimas a sus espaldas, Calígula fue asesinado. Hasta 30 veces fue apuñalado por la guardia pretoriana. Todos gritaron ‘dale una vez más’, una de las frases favoritas de Calígula en el circo. Una de sus distracciones en el circo era, con la llegada del verano y los días más calurosos, la retirada del toldo que protegía al público. Así se deleitaba viendo las insolaciones e incluso cómo algunos cuerpos desmayados caían a la arena. También se divertía tirando joyas al público para provocar avalanchas que acababan con decenas de muertos. Especialmente las tiraba entre los senadores, para que la masa humana los devorase y muriesen aplastados.

Finalmente Calígula murió, y acto seguido los pretorianos mataron a su última mujer y su hijo. No quedando sucesores claros, la guardia pretoriana buscó a un sucesor, y el mejor de todos fue Claudio, el tío de Calígula. Lo hallaron llorando escondido en un rincón, intentando salvar su vida. No sólo la salvó, sino que se convirtió en el hombre más poderoso del planeta y en uno de los mejores emperadores de la historia.

¿Y por qué Claudio? Si Calígula había exterminado a cualquiera que pudiese sucederle, ¿por qué Claudio, siendo su tío, se mantenía con vida? De toda la dinastía Julia-Claudia era el único superviviente, y estaba vivo porque divertía a Calígula. Era continuamente humillado porque era feo, cojo, medio sordo, tartamudo, tenía tics, continuamente se le caía la baba sin que pudiese evitarlo… a Calígula le encantaba reírse de él a carcajadas, y por ese motivo Claudio se mantuvo con vida en el infierno romano creado por el nefasto y cruel Calígula. Durante más de tres años Claudio fue humillado casi a diario por Calígula, quien disfrutaba enormemente al sentirse físicamente superior. El infierno para Claudio dejó paso al reinado más glorioso que jamás hubiese podido imaginar.


Ivan "el terrible".

El padre de la patria rusa, primero de todos los zares. Y el problema que se presenta ante el Terrible es la forma de tratarlo: ¿cómo un gran personaje o como un gran criminal? Fue ambas cosas, básico para entender el presente y desde luego, terrible, aunque su apodo es una mala traducción, pues en realidad fue llamado 'Grozny', cuyo significado es 'duro' o 'severo'.

Una vez más, como ocurre con tantos psicópatas, su infancia fue un infierno. Su padre, el rey Vasily III murió cuando Iván contaba con sólo tres años de edad. Cinco años más tarde su madre Elena fue asesinada por la nobleza, que ansiaba el trono. Iván quedó marginado por los boyardos (nobles), y fue humillado, apartado, insultado... el carácter de Iván se forjó en un ambiente hostil y en el continuo miedo a poder morir cada día.

Aunque dictó asesinatos indiscriminados a campesinos desde los doce años, fue un año más tarde cuando dio su primer golpe de autoridad. Entonces, en mitad de una cena con los nobles, las tropas entraron en el salón a una orden de Iván y apresaron a Andrei Shuinski, un importante boyardo que aspiraba a derrocar al que sería a la postre el primer zar. Fue llevado al exterior y arrojado a una jauría de perros de caza, que lo descuartizaron y lo devoraron vivo.

De esta forma, el joven príncipe recreó uno de los pocos juegos de los que pudo disfrutar en su infancia. Su macabro entretenimiento consistía en arrojar perros desde las murallas del Kremlin para deleitarse viendo cómo perecían por el impacto, o mejor todavía, viendo como agonizaban en el suelo hasta morir.

La perturbada mente del Terrible se alimentaba del horror y el dolor ajenos. Muchos boyardos fueron aniquilados. Iván IV limpió la corte con sus métodos y se apropió de los bienes y riquezas de aquellos que caían en desgracia.

En 1547 fue coronado rey de Moscovia (no era Rusia todavía), y fue el primero llamado 'Zar' (variante del César latino que significa 'hombre que no rinde tributo a nadie') sin duda influido por su amigo el arzobispo Macario, quien quería que Iván convirtiese Moscú en la tercera Roma, tras la propia Roma y Constantinopla. Esa idea empujó a Iván a seguir una política exterior agresiva, dirigida a una gran expansión territorial.

Sus vecinos, los kanatos de Kazán y Astrakán, fueron conquistados entre 1552 y 1554 (los kanatos eran reinos mongoles gobernados por un kan -->rey). El desastre para Iván llegó en una interminable guerra de casi 25 años contra Polonia, Lituania, Suecia y Livonia (Estonia y Letonia actuales). La guerra arruinó a Rusia, aumentó el descrédito del zar y le creó más enemigos. En esta guerra no hubo ningún tipo de piedad para los derrotados. Durante un cuarto de siglo las víctimas se contaron por decenas de miles.

Pero si alguien sufrió a Iván fue el propio pueblo ruso, en buena parte por la creación de la Oprichnina, la policía política creada y controlada personalmente por el monarca. Sus miembros, los oprichniki, vestían trajes negros y cabalgaban sobre corceles igualmente negros. Portaban como símbolos una escoba (para limpiar Rusia) y una cabeza de perro (símbolo de la vigilancia constante). Controlados por el propio Iván, sumieron a Rusia en el pánico. Produjeron decenas de miles de ejecuciones arbitrarias. Enormes territorios fueron controlados por ellos... un tercio de Rusia quedó bajo su control, es decir, bajo el poder y la propiedad de Iván.

Los crímenes de la Oprichnina no tienen límite, y la crueldad de sus miembros es difícilmente comparable en la historia. Miles de personas fueron empaladas, ahogadas, estranguladas, azotadas hasta la muerte, quemadas vivas o incluso asadas (quemadas a fuego lento). Especialmente la nobleza fue casi aniquilada.

Pero la carnicería más famosa de la policía política, el mayor punto oscuro del reinado de Iván IV, fue el capítulo de Novgorod, una ciudad que durante años sufrió especialmente la crudeza de la guerra por su cercanía con el frente. Viendo Iván que las gentes de esta ciudad estaban descontentas con él, la declaró 'ciudad traidora'. La Oprichnina llegó a la ciudad y la arrasó hasta los cimientos. En la masacre de Novgorod murieron 60.000 personas cruelmente asesinadas... sin duda una buena muestra de la ira del zar contra su propio pueblo.

Sin embargo, el mayor símbolo de la locura de Iván llegó en 1581, cuando mató a su propio hijo. Éste le recriminó los constantes maltratos a su mujer embarazada, El rey, ciego de ira, le golpeó en la cabeza con su bastón de hierro, y lo hizo con tal fuerza que le causó la muerte.

Dicen que la muerte de su heredero acrecentó al límite su locura. Desesperado, ansioso, enfermizo... pasaba las noches gritando, arañando y golpeando las paredes de su cuarto, tirándose de los pelos y de la barba. Enloqueció ahora sí por completo y se sumió en la más profunda tristeza hasta su muerte. Falleció tres años más tarde, en 1584.

La leyenda de Iván el Terrible

Cuando Iván IV Vasilyevich nació, dicen que el cielo estaba turbulento, enrarecido... había malos augurios. En muchos países se habló con miedo del infante que nació ese día y que había de dirigir los destinos del reino de Moscovia. La mujer del rey del kanato de Kazán dijo que ese niño, que había nacido con dos dientes, destrozaría Kazán con uno de ellos, pero con el otro destrozaría a la propia Moscovia.

En los últimos días de su vida, sumido en la enfermedad, la locura y la depresión, y al ver que estaba próximo a la muerte, fueron llamadas de urgencia sesenta brujas de Laponia para intentar alargar su vida. Sin embargo, ellas negaron que hubiese alguna posibilidad de sanar al monarca, y dieron un oscuro augurio fechando el día que iba a fallercer. Fijaron el día 18 de marzo como el último del Terrible, y el augurio se cumplió. Ese mismo día Iván pareció sanar durante un instante para al cabo de unos minutos morir definitivamente.

Enterrado junto a su hijo al lado del altar de la catedral de San Miguel Arcángel, se dice que durante años se pudieron oír los terribles gritos y lamentos del desdichado Iván IV, el hombre que ha pasado a la historia como 'el Terrible'.
Como apunte, hay una explicación para una parte de la locura de Iván, y es que él era sifilítico. En aquella época la sífilis se trataba con mercurio, metal que causa desórdenes neuronales y estados alterados de la conciencia. Dicen que en sus últimos años pasaba de la depresión a la euforia en cuestión de segundos. Pero es más bien su infancia la que marcó su carácter criminal y su sed de venganza contra el universo.

Adolf Einchman y "la solucion final"

Adolf Eichmann nació el año 1906 en Solingen. Era un simple comerciante hasta que entró en la Gestapo el año 1934. Allí destacó por su obediencia ciega y por una gran eficiencia en su trabajo. Ascendió rápidamente y en 1938, cuando Austria se unió a Alemania, le encomendaron la misión de deportar a los judíos del país vecino. Para entonces ya formaba parte también de las SS.

Cuando el mando nazi decidió emprender la solución final para los judíos -esto es, su exterminio- Eichmann fue el hombre elegido para dirigir toda la operación. Se trataba de poner en funcionamiento una enorme maquinaria de muerte. El traslado, hacinamiento, asesinato e incineración de millones de judíos y todas las labores asociadas a la masacre cayeron bajo la responsabilidad de este teniente coronel de las SS.

Él organizó las deportaciones de millones de judíos a los campos de concentración nazis, y es el responsable directo de millones de muertes. Sin embargo, no deja de ser un responsable funcionario que cumplía las órdenes de sus superiores. Él mismo lo declaró, eximiéndose de cualquier culpa: ''yo era un engranaje en la maquinaria''. En su juicio, celebrado en Jerusalén en 1961, dijo lo siguiente: “Cien muertos es una tragedia, cien mil es estadística y nada más''.

Eichmann hablaba del holocausto con la máxima naturalidad, sin sentir ningún tipo de remordimiento. El mismo Himmler dijo sobre este genocidio que se trataba de las ''páginas más gloriosas que jamás serán escritas''. Los nazis banalizaban el exterminio, no creían que se tratase de crueldad. Era una gran obra, estaban limpiando la humanidad del cáncer que la consumía. La fe ciega en esta doctrina les libraba de cualquier culpa interior. Llevaban a cabo una misión, pero nunca creyeron ser crueles genocidas.

El hombre de hielo, bautizado como ''funcionario del mal'', supervisó personalmente los fusilamientos, las muertes por asfixia -tanto en vehículos como en cámaras de gas-, decretó la forma en el traslado de los prisioneros (hacinados como animales), etc. Se dice de él que era incapaz, como tantos altos mandos nazis, de comprender el alcance de sus actos, de entender las consecuencias de sus acciones.

Sólo en alguna ocasión manifestó cosas como esta: 'Bebía schnapps (aguardiente) como si fuera agua. Tenía que beber. Necesitaba intoxicarme. Y pensaba en mis dos niños. Y reflexionaba sobre el sinsentido de la vida'. Esto figura en su diario refiriéndose a una mañana de 1942, cuando los restos del cerebro de un bebé le salpicaron en el abrigo. Incluso un día reconoció haber formado parte del 'mayor crimen de la historia de la humanidad', la 'mayor danza de la muerte de todos los tiempos'. Pero por normal general sólo se mostraba como una parte de la maquinaria nazi exenta de culpa.

Precisamente su diario, llamado 'el diario del demonio' estuvo de actualidad el año 2000, cuando fue desclasificado. Al hacerse público causó un gran revuelo, por ver cómo este hombre, que se autodefinía como hombre normal, padre, marido y trabajador competente fue capaz de señalar con el dedo a cientos de miles de niños, mujeres o ancianos para enviarles a la cámara de gas como destino final.

Lo más sangrante de las declaraciones de Eichmann, antisemita convencido, es que dijo que lo hacía por el bien de esas personas, para mitigar su sufrimiento, un sufrimiento inherente al hecho de que fueran judíos.

Al acabar la guerra, Eichmann logró huir rumbo a Argentina, como tantos líderes nazis. Pero el Mossad fue capaz de hallarlo, y fue finalmente detenido en 1960. Los agentes de Israel lo secuestraron y lo llevaron a Jerusalén, donde fue juzgado acusado de crímenes contra la humanidad. Obviamente en el juicio resultó culpable y fue ahorcado dos años después, el 31 de mayo 1962.

Pero en el juicio reveló algo todavía más grave que su propia acción, algo que debió remover las conciencias de millones de personas. Eichmann relató de forma detallada cómo el Vaticano creó una red clandestina para resituar en secreto a más de 435.000 criminales nazis en toda América del Sur.

Todo estaba pagado con los numerosísimos lingotes de oro que el Tercer Reich entregó al Vaticano (cientos de ellos procedentes de los dientes de oro fundidos de las víctimas del holocausto). La Santa Sede colaboró de forma activa en el rescate de todos aquellos nazis que de otra forma habrían acabado en prisión o ejecutados.

Esta es la historia de un monstruo, de un ser de hielo, clave para comprender el alcance de un genocidio que acabó con la vida de 5.978.000 judíos.


ASESINOS DE CINE:
1.-Hannibal Lecter: realidad y ficción.
¿Pero quién es Hannibal Lecter? ¿En que modelo real se basó Harris para crear a este terrible y a la vez fascinante personaje? ¿Qué parte es ficción y qué parte está basada en hechos reales? ¿Es puramente una invención literaria del autor, o realmente alguien como él podría andar por las calles en estos momentos?

El retrato que muestra Harris del Doctor Lecter es muy real y aterrador. Sus ojos tremendamente vivos son de color castaño claro, su voz puede sonar firme y suave a la vez, sus dientes perfectamente alineados son pequeños y blancos. Es un hombre maduro, pequeño y fuerte que se mueve con una gracia insólita y en absoluto silencio. Tiene seis dedos en una mano, uno de los casos raros de polidactilia en el que el dedo índice aparece doblemente. Su sentido del olfato está excelentemente desarrollado. Lo demuestra en El Silencio de los Corderos en su primera reunión con la joven agente del FBI al olfatearla a través de unos agujeros de su celda de cristal blindado y adivinar así la marca de perfume que ella usa habitualmente, a pesar de que ese día no se lo había puesto.

Antes de su detención era un conocido psiquiatra y mecenas en Baltimore, Maryland. Nació en una familia aristocrática en Europa, y destaca en su infancia un gran trauma que padeció durante la segunda Guerra Mundial al perder a su hermana. Se le han atribuido catorce homicidios, aunque las autoridades sospechan que probablemente haya otros.

Estos son "los hechos" que Thomas Harris ha inventado, pero ¿ha tomado algún modelo real para caracterizar el lado oscuro de Lecter? Harris raras veces da entrevistas y prefiere dejar que su trabajo hable por sí solo. Se sabe que realizó algunas pesquisas cuando escribía los libros en la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI (hoy denominada Unidad de Apoyo a la Investigación). Allí aprendió de los perfiladores datos concretos acerca de los hábitos y las características asesinos en serie. Pero ¿cuánto tomó de los archivos del FBI que le permitieron revisar y cuánto proviene de su propia imaginación?

Ya que el autor no nos dirá nada sobre esto (y francamente, ¿qué autor lo hace?), quizás podamos construir un perfil con lo que sabemos sobre Lecter que aparece mencionado en las novelas, no en la versión cinematográfica, y compararlo con otros asesinos en serie verdaderos.

Hannibal el Caníbal

Para la creación de James Gumb (el asesino transformista del Silencio de los Corderos, más conocido como Búfalo Bill), Thomas Harris se basa claramente en varios asesinos en serie reales, por ejemplo en Ed Gein, quien también sirvió como modelo para Norman Bates en la película Psicosis.

Gein vivió en Wisconsin en los años 50. Era un hombre tranquilo e introvertido, que llevaba desde su infancia la cicatriz de una madre demasiado autoritaria. Su máxima ilusión, antes de pensar en el crimen, era poder realizar una operación de cambio de sexo, pero temiendo el rechazo absoluto de su madre y del pequeño pueblo en donde residía, se decidió por confeccionar un traje con piel de mujer. Gein, como el Búfalo Bill de la novela, asesinaba mujeres, les quitaba la piel, las secaba y las cosía para vestirse luego con ellas. Además, como bien retrata la película, ambos aprovechaban los restos de las pieles para hacer máscaras, lámparas y pulseras.
Harris también usó el modus operandi de Ted Bundy en la creación de James Gumb, por el hecho que Bundy llevaba una escayola falsa en su brazo simulando una rotura. Atraía a sus víctimas pidiéndoles ayuda para mover algún objeto pesado y cuando lograba atraerlas a un lugar aislado las atacaba. James Gumb usa en el libro la misma estratagema.

En la creación de Hannnibal Lecter, Harris también podría haber reflejado prácticas de verdaderos antropófagos. David Sexton, autor de The Strange World of Thomas Harris: Inside the Mind of the Creator of Hannibal Lecter, escribe que Harris una vez dijo a un bibliotecario en su ciudad natal, Cleveland, Mississippi, que Lecter había sido en parte inspirado por un asesino llamado William Coyne, quien se había escapado de la cárcel en 1934 y terminó cometiendo en Cleveland actos de canibalismo y varios asesinatos. Las proezas de Coyne eran una especie de leyenda local cuando Harris era adolescente, y podrían haber plantado la semilla de Lecter en la mente del autor. Sexton también sugiere otro modelo, que puede ser el asesino galés Jason Ricketts, quien asesinó y destripó un guardia en la prisión de Cardiff.

En marzo 1990, la ciudad de Tokio suspiró de alivio cuando Tsutomu Miyazaki confesó el secuestro, el asesinato, y la desmembración cuatro niñas de edad preescolar en 1988 y 1989. Miyazaki, de veintiséis años, procedía de una familia respetable japonesa de clase media, lo que hizo sus crímenes aún más sobresalientes en un país no acostumbrado a este tipo de atrocidades. Miyazaki era un hombre solitario que trabajaba en una imprenta. Había nacido con una deformidad en las manos y no podía girar sus palmas hacia arriba o agarrar objetos fácilmente. Confesó haber cocinado las manos de una de sus víctimas haberlas comido.

Como describen Robert Ressler y Tom Shachtman en su libro I Have Lived in the Monster, Miyazaki se burló de las familias de sus víctimas durante sus matanzas escribiéndoles cartas y firmándolos con un nombre femenino "Yuko Imada", que literalmente quiere decir "Ahora tengo el valor" pero es también un juego de palabras japonés de "Ahora te lo diré".

Harris podría haber tenido alguna inspiración de este aficionado al canibalismo japonés, pero probablemente no mucha. De todas las matanzas mencionadas en las novelas, ninguna de las víctimas de Lecter son niños. De alguna manera se puede relacionar la polidactilia de Lecter con la deformidad de Miyazaki, pero la condición de Lecter nunca es descrita como una desventaja, mientras las manos de Miyazaki a veces lo hacían ser el objeto de burla y podrían haber sido el detonante que lo condujo más rápidamente a la locura.

Por otro lado, los crímenes de Miyazaki salieron a luz en 1990 y Lecter hizo su primera aparición en el Dragón Rojo dos años antes. Resulta improbable que el japonés fuese una fuente directa para la creación de Lecter. Además, Miyazaki no encaja demasiado en la personalidad de nuestro psiquiatra, sino que más bien sería el tipo de víctima hacia la que Lecter apuntaría.

El asesino de Milwaukee Jeffrey Dahmer ha sido sugerido como otro modelo posible para Lecter. Dahmer, quien asesinaba a jóvenes homosexuales, además desmembraba y comía parte de sus víctimas. En una ocasión confesó que el hecho de consumir carne joven le proporcionaba una erección continua y lo mantenía de buen humor. Como Gein, estaba fascinado por algunos miembros del cuerpo de sus víctimas y le gustaba experimentar con las distintas maneras de conservarlas. En alguna ocasión guardó los genitales en recipientes con formol e hirvió la carne de los cráneos, que posteriormente pintaba de color gris para que pareciesen cuencos.

Pero como Miyazaki, Dahmer entró en titulares después de la primera aparición pública de Hannibal Lecter, por lo tanto es muy improbable que Harris supiese de él cuando creó a su personaje. Dahmer era un caníbal más entregado que el asesino japonés, y podría haber proporcionado alguna inspiración para Lecter en los libros posteriores, pero la víctima típica de Dahmer no encaja con la de nuestro asesino de ficción. Dahmer mataba a hombres jóvenes y Lecter prefiere a hombres maduros.

Otra fuente posible para Lecter es el asesino en serie ruso Nikolai Dzhurmongaliev quien quiso librar el mundo de prostitutas y eliminó a 47 mujeres antes de ser detenido. Aunque el género de sus víctimas preferidas no encaje con las de Lecter, Dzhurmongaliev compartió su gusto por una comida bien cocinada. El ruso preparaba platos típicos con sus víctimas y se los servía a sus amigos. Dzhurmongaliev compartía además la misma calma y aire de persona excepcionalmente tranquila que el Doctor, aunque Thomas Harris nunca ha mencionado que conociese la existencia de este asesino.

Otro ruso, Andrei Chikatilo, fue en su momento apodado el "Hannibal Lecter ruso" en virtud del amplio número de crímenes que cometió. Cincuenta y tres jóvenes y niños de ambos sexos fueron asesinados con sus manos, y el canibalismo era parte de su firma. Descrito como un hombre de maneras suaves y un poco afeminado, Chikatilo se mantuvo activo desde finales de los años setenta al principio de los noventa. En este caso tampoco la victimología corresponde a la del psiquiatra. El Lecter aristócrata nunca mataría simplemente para alcanzar el orgasmo, como lo hacía Chikatilo. Si recordamos su actitud hacia Miggs, su vecino de celda en el Psiquiátrico Penitenciario de Baltimore, vemos que Lecter odia la vulgaridad y la falta de educación. Cuando Miggs arroja semen a Clarice Starling, Lecter se muestra indignado y desolado por ese comportamiento. Al día siguiente Miggs es hallado muerto en su célula, por haberse tragado su propia lengua. Cuando Starling pregunta al doctor si él es responsable, Lecter ignora la pregunta de manera muy significativa.

Harris seguramente podría haber tenido en mente a Albert Fish cuando reunía información para sus libros. Fish era un anciano asesino de niños que cometía actos de canibalismo, no por satisfacción sexual sino por el gusto de la carne humana y el placer de cocinarla. En una ocasión confesó que nunca había comido ningún pavo asado que supiese ni la mitad de bien que un niño gordito…
En las novelas, también Lecter tiene todas las habilidades de un chef de cocina francesa y comparte el mismo gusto por la carne que el anciano asesino en serie. A pesar de esto, ninguno de los caníbales mencionados aquí se asemejan al perfil del elegante y exquisito Hannibal Lecter.

El perfil de Lecter

Para realizar el perfil de Hannibal Lecter, no debemos hacer caso al carácter vivo que Thomas Harris ha descrito en sus libros ni a la representación glacial de Anthony Hopkins en las películas el Silencio de los Corderos y Hannibal. En cambio debemos tratar a Lecter como lo haría el FBI, considerándolo un “UNSUB”, un sujeto desconocido.

Un perfil útil no está basado en lo que el perfilador espera (un sociópata, un esquizofrénico paranoide, etc.), sino en las evidencias que se tiene (la escena crimen, autopsias, victimología, etc). Sabemos por los libros que Lecter ha matado al menos catorce veces, y Harris ha descrito estas matanzas de forma diversa, unos con grandes detalles y otros con simples referencias. Examinando las escenas del crimen podemos ser capaces de obtener algunas pistas en cuanto a sus orígenes.

Durante la primera visita de Clarice Starling con el Doctor Lecter en el Silencio de los Corderos, Lecter se burla del sistema de clasificación de los asesinos múltiples del FBI: " …casi toda la psicología es pueril, agente Starling, y la que se practica en Ciencias del Comportamiento se halla al nivel de la frenología. La psicología para empezar cuenta con un material de muy pobre calidad. Vaya a la facultad de psicología de cualquier Universidad y observe a los estudiantes y al profesorado: pedantes aficionados a los seriales radiofónicos y fanáticos con grandes carencias de personalidad. Los cerebros más subdesarrollados de toda la institución universitaria. Organizado y desorganizado; debió ocurrírsele al bedel.”

A pesar de la pobre opinión del doctor de este método, la Brigada de Investigación Criminal lo clasificaría como un asesino organizado porque sus escenas de crimen muestran que tenía un plan premeditado y que lo llevó a cabo. El asesinato de Investigador italiano Rinaldo Pazzi en Hannibal, por ejemplo, tuvo una extraordinaria planificación a la hora de reproducir con exactitud el ahorcamiento, idéntico al que uno de los antepasados de Pazzi había sufrido en la Edad Media. Lecter generalmente pasa algún tiempo con sus víctimas y charla con ellas, que es otra característica de un asesino organizado. También saborea la experiencia con la que lleva a su fin la fantasía, que es el principal motivo para todo el asesinato múltiple.

Los asesinos en serie proyectan una fantasía personal de una clase u otra, y el crimen es el acto final a esta fantasía. Ed Gein, por ejemplo, mató a mujeres y se vistió con sus pieles porque él quiso ser a una mujer. Lecter escoge a sus víctimas para realizar su propia fantasía. Sin embargo, todas las víctimas de Lecter son hombres. A pesar de su fascinación con Clarice Starling, su fantasía al parecer no incluye a mujeres.

El modus operandi de un asesino son las acciones que él debe tomar para llevar a cabo el crimen. La firma del asesino es lo que él hace además, el comportamiento ritualista que satisface algún aspecto de su fantasía. El canibalismo es la firma de Lecter, pero Lecter no se siente satisfecho con comer a sus víctimas, sino que prepara un banquete con cada una. La preparación de un banquete con carne humana es más importante en su fantasía que el hecho de comer los cuerpos en sí. Si recordamos cómo prepara el cerebro todavía vivo de Paul Krendler, vemos que es una receta que saca de la revista de cocina Gourmet Magazine.

La personalización, la colocación o la mutilación sistemática del cuerpo de la víctima, son otros rasgos comúnmente expuestos por asesinos organizados. El asesino puede dejar algún objeto sobre o cerca del cuerpo, o también puede tomar algo del cuerpo. Todo lo que es el acto de personalización está íntimamente ligado a la fantasía del asesino.

Los perfiladores profesionales analizan la victimología del UNSUB para averiguar lo que las víctimas tienen en común en los casos de homicidios múltiples. Las víctimas de Lecter eran todos hombres. En la mayoría de los casos pasó tiempo con ellos, completando su premeditado plan. (Mató a un policía durante su fuga en el Silencio de los Corderos, pero fue un acto brutal de supervivencia.) Algunas víctimas las eligió cuidadosamente, como Raspail y Pazzi; otros, como el censor cuyo hígado comió con " habas y un buen Chianti" lo mató impulsivamente, simplemente porque que al hombre lo ofendió con sus preguntas. De hecho, que parece ser un elemento común entre todos los asesinatos de Lecter: la futura víctima lo ofende de alguna manera. El empadronador intentó "cuantificarlo" como si fuese un objeto. Pazzi era codicioso y traidor. Krendler y el Doctor Chilton, quien dirigía el hospital para criminales enfermos mentales donde Lecter ha sido encarcelado, eran ambos pequeños burócratas vengativos. Raspail era un mal músico y tenía personalidad molesta. Miggs no tenía modales...

A diferencia de otros asesinos en serie, Lecter no tomó ningún trofeo o fetiche para recordar el acto y volver sobre su fantasía. Él sólo se recrea con su memoria. ¿Pero cual es esa fantasía que sostiene tan ambiciosamente y debe alimentar como a una bestia cerrada dentro de su alma? ¿Por qué mata sólo hombres groseros y ordinarios? ¿Y por qué hace con ellos platos propios de gourmet? ¿Cual exactamente es la fantasía de Hannibal Lecter? La respuesta, creo, está en la historia de su hermana Mischa.

Mischa

La ciencia conductual nos ha enseñado que los asesinos en serie no nacen siéndolo; ellos se forman por una combinación de factores que comienzan en la niñez. El agente detonador de un asesino en serie es su vida interior de ficción, que es una respuesta directa a los acontecimientos traumáticos que ocurrieron cuando él era un adulto infantil o joven. El trauma de Hannibal Lecter pasó a la edad de seis cuando fue testigo de la brutal muerte de su hermana Mischa.

En Hannibal, Thomas Harris nos presenta un sueño que tiene el Doctor Lecter cuando dormita durante un vuelo de avión. Es el recuerdo de un acontecimiento durante un frío invierno en la segunda Guerra Mundial: sus padres habían sido asesinados por unos desertores fugitivos y él y su hermana pequeña son encerrados en un granero. Después de terminar las provisiones, y no habiendo ninguna presa que cazar en el paisaje nevado, los soldados van al granero y palpan los muslos de los pequeños. Finalmente deciden llevarse a Mischa, para jugar, según le dicen al pequeño Hannibal. A pesar de que éste pone toda la fuerza para sujetar a su hermana que le permiten sus seis años, los hombres le golpean y cierran la pesada puerta del granero tras ellos, llevándose a la niña para siempre.

Días más tarde pudo escaparse del granero y buscando a su hermana encontró restos de sangre y los dientes de leche de la niña en la cabaña que habían utilizado los desertores. El pequeño Hannibal comprendería que todos sus rezos habían sido en vano.

El terrible crimen de su hermana y la manera en que los asesinos terminaron con su vida forjaron la fantasía que creó a Hannibal Lecter, una fantasía de venganza. En su fantasía, tal y como lo recuerda, los desertores son ordinarios y groseros. Ellos no son soldados, son desertores, cobardes, innobles por definición.

Cuando crece, los objetivos de Lecter se centran en las personas que considera groseras, personas que asocia con los asesinos de su hermana. Raspail el flautista mediocre, Krendler el burócrata vengativo, Pazzi el policía corrupto, el censor, todos ellos no son nada más que suplentes para los desertores que comieron a su hermana.

Obviamente él come a sus víctimas porque ellos comieron a Mischa. Ojo por ojo. ¿Pero por qué la preparación de gastrónomo? ¿Por qué sirven sus órganos salteados? ¿Por qué gasta sumas desorbitadas de dinero en vinos añejos para acompañar estos primeros platos humanos? Lecter sabe que él es mejor que los trogloditas quien mataron a su hermana. Él tiene el refinamiento y un linaje noble. Él nunca comería carne humana de la misma manera en la que se imagina que han comido a su hermana, y lo hace de la manera más sofisticada posible.

Aunque Harris juegue con la expectativa de sus lectores haciendo creer que Lecter hará daño a Clarice Starling en el momento en que tenga esa posibilidad, Clarice está bien segura en cada uno de los libros porque para el asesino, ella se ha convertido en la sustituta de Mischa. Lecter se lo declara directamente en Hannibal cuando dice: “he regresado para creer que tenía que haber un lugar en el mundo para Mischa, y he pensado Clarice, que el mejor lugar en el mundo para ella era el suyo".

Esta es la fantasía de Lecter, buscar la venganza de los asesinos de Mischa y devolverla a un lugar digno y noble que ella merecía. En el tercer y último libro en la serie, Lecter ha alcanzado su objetivo.

¿Significa esto que el reinado de terror de Lecter ha terminado porque finalmente ha satisfecho su fantasía? Después de haber corregido algunas cosas que le parecían malas para la sociedad y tras recuperar a su hermana en la persona de Clarice. ¿Qué más puede hacer?

En la vida real la fantasía de un asesino en serie nunca es realizada. Esta se va desarrollando, se hace más complicada. Sigue matando porque nunca hay una conclusión que le satisfazca. Así como seguimos una serie televisiva capítulo a capítulo esperando ver nuevas aventuras, y el detective vuelve una y otra vez en las novelas para resolver nuevos crímenes, el espíritu de Lecter continuará también, sino directamente de la pluma de Thomas Harris entonces en los asesinos en serie similares que ha inspirado el Doctor Caníbal.

Pero no hay ningún sustituto adecuado del verdadero Hannibal Lecter, así como no puede haber nadie que realmente sea capaz de sustituir a Mischa. Clarice no podrá satisfacer siempre esta proyección de Lecter, y muchos admiradores del Doctor esperan con impaciencia que vuelva a surgir su impulso insaciable de cenar a "los desertores" que el Sr. Harris nos puede conceder con otro escrito de las proezas del Doctor Hannibal Lecter que deliciosamente nos horrorizan.


La definición de asesino es muy obvia aunque muy amplia, debido a las múltiples definiciones, originadas en parte por su forma de actuar, su actitud, su consideración, etc.

Origen del término Asesino es una palabra de origen árabe. El significado de este nombre puede ser "bebedor de hachís", aunque esta hipótesis no está confirmada.

En el tiempo de las cruzadas había una secta practicante del ismailismo en Irán, (es decir, una secta minoritaria del chiismo a su vez minoritario en un país eminentemente sunní) muy temida tanto por los cristianos como los propios musulmanes. A pesar de su escaso número, parecen haber aterrorizado a sus enemigos, alcanzando a personajes muy protegidos, creando la leyenda de que nadie podía escapárseles. Realizaban asesinatos estratégicos de políticos o militares. Su sumisión y fe hacia Hasan-i Sabbah fue tal, que sólo una orden suya bastaba para que cualquiera de los miembros de esta secta se quitara la vida, popularizando también la leyenda de los asesinos suicidas. No se tiene todavía muy claro si estos asesinatos los cometían bajo la influencia del hachís, o si esta droga era consumida posteriormente para tranquilizarse (ésta es la teoría más aceptada actualmente). Esta secta pasó a conocerse comúnmente con el nombre de Hashsha-shin. El líder fundador de esta secta se llamaba Hassan Al Sabbah, el cual era conocido como "El viejo de la montaña". Hashsha-shin en inglés dio lugar a "assassin".


Tipos de asesino ]Asesino en serie: actúa de forma metódica siguiendo unos patrones.
Asesino a sueldo: actúa para obtener unos beneficios, normalmente económicos. También son llamados sicario.
Yakuza: asesino de la mafia japonesa.
Asesino predador o Asesino a sangre fría: el más peligroso. Suele tener una "doble vida": por el día vive normalmente, y por la noche actúa sin remordimientos. Puede matar muchas personas.
Asesino en masa: actúa generalmente una sola vez, con el objetivo de acabar con una alta cantidad de personas y la mayoría de las veces con el mismo. Ejemplo: Kamikaze (Suicida) .

Asesinos Famosos Jack el Destripador: uno de los más famosos asesinos de la historia que actuó en el área de Whitechapel en Londres.
Charles Manson: nació en Cincinnati, Ohio (EEUU), el 12 de noviembre de 1934. Pasando a la historia por el macabro asesinato de Sharon Tate y sus invitados en 1969.
Ted Bundy: asesino en serie que acabo con la vida de treinta personas, aunque se estima que pudieron ser más de cien, entre 1974 y 1988.
Gilles de Rais: teniente del ejército francés junto a Juana de Arco; cuando ésta fue quemada en la hoguera renegó de Dios y trató de invocar al demonio con un ritual que incluía el asesinato de un niño. Cuando, para su sorpresa éste no se le apareció, cayó en un agnosticismo alejado de toda moral, y dedicó el resto de su vida a asesinar niños y jugar con sus cadáveres.
Jeffrey Dahmer "El Carnicero de Milwaukee": un joven homosexual nacido en la parte más represiva de EEUU, asocial y aficionado a abrir cadáveres de animales. Llegó a cometer en su vida adulta unos 25 asesinatos de chicos jóvenes, con los que ligaba en bares gays, para poder abusar de sus cadáveres.
El hombre del saco: asesino español que secuestraba niños y los descuartizaba para realizar rituales satánicos. Fue condenado, en época franquista, al garrote vil.
Forrest Robeiro Souza De Moraes: nacido en Coxim, Matto Grosso Do Sul, descendiente de familia de mexicanos. Se distinguía por matar a delincuentes que hacían daño a sus seres queridos. A sus escasos catorce años de edad ya había matado a trece delincuentes. Se desconoce su paradero, siendo uno de los asesinos más letales. La localidad lo defendía ya que lo creían un santo salvador y fue conocido como "Nene": según fuentes se cambió de nombre. Se supone que reside en México o Francia. No fue visto jamas desde el año 2001.
Ed Gein: famoso asesino texano que mató y despellejó a más de treinta personas, en la década de 1950, con el fin de transformarse en mujer con la piel de sus víctimas.
Asesino del Zodiaco: famoso asesino estadounidense, cuya identidad sigue siendo un misterio. Asesinó a 37 jóvenes a finales de los años 60. Se caracterizaba por confesar sus crímenes mediante mensajes cifrados, muchos de ellos aún sin descifrar.
Armin Meiwes: conocido como Canibal de Rotemburgo, Armin Meiwes quedó con un hombre por Internet, que se ofreció para ser asesinado y devorado.


Bibliografia Consultada:

http://lospeoresasesinos.iespana.es/
http://es.wikipedia.org/wiki/Asesino
http://www.portalplanetasedna.com.ar/asesinos.htm
http://meneame.net/story/mayores-asesinos-serie-historia

http://www.phoxer.com/es/blog/post_49/

miércoles, 17 de junio de 2009

Caza de Brujas( Historiografía).Cum tacent, clamant.


La bula papal contra las brujas redactada por Heinrich Institoris en 1484 y firmada por el Papa Inocencio VIII, la Summis desiderantes, sólo tuvo una influencia duradera en los territorios católicos, pero fue apoyada y aceptada por las demás iglesias occidentales: luteranos, reformados, anglicanos y puritanos. Sólo las iglesias orientales no participaron en la caza de brujas.
La posición de Lutero frente a la caza de brujas Lutero y Calvino estaban convencidos de la posibilidad del pacto con el Diablo, de tener sexo con el Demonio y de la magia negra, y apoyaba la persecución judicial de magos y brujas.
La afirmación del Antiguo Testamento «las magas no deberás dejarlas con vida» tenía toda validez para Lutero. La cuestión está clara en su prédica del 6 de mayo de 1526 sobre la frase en la que muestra su profundo rechazo al mal de la brujería y justifica el implacable enjuiciamiento de las mujeres sospechosas
Es una ley muy justa, que las brujas sean muertas, porque producen muchos daños, lo que ha sido ignorado hasta el presente, pueden robar leche, mantequilla y todo de una casa... Pueden encantar a niños... También pueden generar misteriosas enfermedades en la rodilla, que el cuerpo se consuma... Daños los producen a cuerpo y alma, dan pociones y encantamientos, para generar odio, amor, tormentas y destrozos en las casas, en el campo, que nadie puede curar... Las magas deben ser ajusticiadas, porque son ladronas, rompedoras de matrimonios, bandidos, asesinas... Dañan de muchas formas. Así que deben ser ajusticiadas, no sólo por los daños, sino también por que tratan con Satanás
Lutero era un claro partidario de la pena de muerte para la magia negra, con un fuerte acento misógino. En su prédica del 6 de mayo de 1526, Lutero afirma cinco veces «deben ser ajusticiadas». Sin embargo, Lutero no era un cazador de brujas celoso.
Innumerables teólogos, predicadores y juristas luteranos se refirieron más tarde a las contundentes afirmaciones de Lutero. Hasta la actualidad existen referencias a la brujería y a la magia en el Pequeño Catecismo de Lutero y en Catecismo reformado de Heidelberg.
La persecución de las brujas se realizaba, al contrario que en el caso de la Inquisición, por juzgados civiles y en muchos casos por denuncias populares. Un ejemplo conocido es el de la madre de Johannes Kepler, que fue denunciada por brujería por una vecina en 1615 a causa de un disputa entre ambas. Estuvo presa más de un año, amenazada de tortura, pero fue finalmente liberada gracias a los esfuerzos del hijo.
Desarrollo de los procesos:
Los procesos en caso de brujería se hacían según el siguiente sistema:
Prueba del agua, portda del escrito de Hermann Neuwalt, Helmstedt 1581Acusación. A menudo precedía a la acusación una fase de rumores que podía durar años. La acusación podía ser debida a una denuncia de una bruja que ya había sido detenida, posiblemente bajo tortura. Rara vez se permitía a las presuntas brujas una defensa.
Detención. Las cárceles, en el sentido moderno, todavía no existían, por lo que se mantenía a los presos en mazmorras o torres. Las llamadas torres de brujas que todavía se conocen en muchos lugares, no eran exclusivamente para brujas, sino eran para todo tipo de prisioneros. A menudo eran simples torres de las murallas de la ciudad.
Interrogatorio. Normalmente se distinguían tres fases: el interrogatorio por las buenas, el interrogatorio con explicación y muestra de los instrumentos de tortura y el interrogatorio doloroso, en la que se empleaba la tortura. En los casos de procesos a brujas, la limitación a una hora no era respetada, ya que se trataba de crimen exceptum (crímenes excepcionales), lo que exigía una dureza especial. A menudo se empleaban las empulgueras, la rueda, el potro y la bota española. Tampoco se respetaba la regla habitual de que sólo se podía torturar a un preso tres veces y, si hasta ese momento no se había producido una confesión, liberar al preso. En el Malleus maleficarum se recomendaba declarar la retoma ilegal de la tortura son pruebas nuevas como una continuación.
Pruebas a las brujas. Los procesos oficiales no prevían las pruebas de brujas, de hecho estaba prohibido su uso. Sin embargo muchos tribunales en diversos lugares emplearon este elemento. La valoración de las pruebas era tan distinta como su empleo. A veces se empleaban como prueba fuerte, a veces como prueba débil. Las siguientes son las más conocidas:
Prueba del agua (judicium aquae, también llamada baño de la bruja), de la que existían dos variantes. Con agua caliente, la bruja debía sacar un objeto del agua hirviendo. Con agua fría, se descendía a la bruja atada a un pozo y si se hundía resultaba inocente (proceso en el que podía morir ahogada).
Prueba del fuego (empleada rara vez) agrupa a diversas pruebas en las que la bruja tenía que andar sobre o transportar hierro candente o meter la mano en el fuego.
Prueba de la aguja. Si se encontraba una marca del Demonio, se pinchaba con un hierro. Si la zona sangraba se consideraba buena señal.
Prueba de las lágrimas, puesto que se creía que las brujas no podían llorar.
Prueba del peso, porque se afirmaba que una bruja no podía pesar más de 5 kg., ya que tenía que poder flotar (prueba del agua) y volar.
Confesión. A comienzos del Renacimiento, nadie podía ser juzgado sin confesión – lo que también era válido para las brujas. Pero, debido a que se ignoraban las habituales reglas durante la tortura, la probabilidad de obtener una confesión se multiplicaba enormemente con respecto a los procesos normales.
Interrogatorio para obtener cómplices. Ya que según la ciencia de las brujas, las brujas debían encontrarse en aquelarres y por lo tanto una bruja debía conocer a otras. En un segundo interrogatorio se preguntaba a las acusadas por los nombres de otras brujas o brujos, a veces bajo nuevas torturas. Así se alargaba siempre más la lista de sospechosas, ya que, bajo tortura, siempre se acusaba a más personas. El resultado eran procesos en cadena.
Condena.
Ajusticiamiento. Al delito de brujería le correspondía muerte por fuego, es decir, la hoguera, en la que eran quemadas vivas. Como acto piadoso se consideraba el cortar la cabeza o ahogar antes o colgar un saco de pólvora al cuello.
Las víctimas [editar]El número total de víctimas de la caza de brujas no puede ser establecido de modo completamente fiable, debido a que una gran cantidad de actas de juicios se han perdido, y muchos procesos no se registraron nunca de forma oficial.
Los primeros cálculos que se hicieron eran muy exagerados, tanto porque tomaban literalmente algunas declaraciones de los cazadores de brujas en que se vanagloriaban del número de brujas que habían enviado a la muerte, como por la difusión, gracias a la literatura y luego también al cine, de una imagen del fenómeno que buscaba acentuar su carácter negativo. En la actualidad existe un cierto consenso, basado en las cifras parciales de que se dispone, en que el número total de procesos en Europa para toda la Edad Moderna debió de rondar los 110.000, que habrían producido unas 60.000 ejecuciones.
La cuestión de si las brujas ejecutadas eran o no culpables de los delitos de los que se les acusaba es objeto de debate. Dejando aparte el hecho de que muchos de los delitos que se les achacaban son imposibles según las leyes de la Naturaleza, es posible que cierto número de brujas sí practicaran la magia negra, tomaran parte en reuniones nocturnas y tuvieran una verdadera intención de dañar. No obstante, es muy probable que la mayoría de las víctimas fuera absolutamente inocente de practicar la magia, y su acusación respondiera únicamente al hecho de haber sido delatadas por otros procesados sometidos a tortura, o a la reacción de la comunidad ante un hecho aparentemente inexplicable. Se debate actualmente hasta qué punto algunas de las actividades atribuidas a las brujas, como la asistencia a los aquelarres, tuvieron lugar en realidad, o son producto de la aplicación sistemática de la tortura a los acusados.
La inmensa mayoría de las personas procesadas por brujería fueron mujeres. En la mayoría de las regiones de Europa, la proporción de mujeres sobrepasó el 75%, y en algunas llegó incluso al 90%. Esto se explica en gran medida por el fuerte carácter misógino de muchos de los tratados sobre la brujería escritos en la época (como el antes mencionado Malleus maleficarum), que consideraban a las mujeres moralmente más débiles y presa más fácil para el Diablo. Muchas de estas mujeres eran curanderas, aunque también cocineras y comadronas, así como las encargadas de cuidar niños, fueron objeto de la caza de brujas. Gran parte de ellas eran de edad avanzada, mayores de 50 años, lo que se ajusta al estereotipo tradicional de la bruja. La mayoría de las mujeres acusadas de brujería eran solteras o viudas, y en general pertenecían a los niveles más bajos de la sociedad.
No quiere esto decir que todas las personas ejecutadas en las cazas de brujas se ajustaran a este perfil. Muchos hombres fueron también ajusticiados bajo las mismas acusaciones, y en algunas regiones (en España, por ejemplo) el número de víctimas masculinas y femeninas fue bastante parejo, y en otros (como en Rusia) los hombres fueron mayoría.
En Suiza hubo dos casos en los que se acusó y se llevó ante el juez a grupos de niños. En el primer proceso, los niños no fueron liberados hasta que intervinieron inquisidores de Roma. En el segundo, el tribunal civil obligó a los padres a elegir entre expulsar de casa a los niños y presentar un certificado de su muerte o envenenar ellos mismos a sus hijos. Parece ser que muchos padres efectivamente envenenaron a los hijos.

Sobre todo durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) causó estragos la caza de brujas. La guerra, que se dirigía hacia su punto máximo, había devastado los campos, destruido las casas y decimado a la población. El hambre y las enfermedades cobraban muchas vidas. Precisamente en este tiempo de guerra, mucha gente sospechaba de brujas y las denunciaba ante tribunales.
Una de las últimas mujeres acusadas de brujería fue Anna Schnidenwind, que fue ajusticiada el 24 de abril de 1751 en Endingen am Kaiserstuhl. Posiblemente la última muerte de una bruja en territorio del Sacro Imperio fue en 1756 en Landshut. El 4 de abril de 1775 se procesó a Anna Schwegelin en la colegiata de Kempten en el Allgäu. La sentencia del príncipe abad Honorius von Schreckenstein, al que gracias a un privilegio imperial le correspondía sentenciar en temas religiosos y civiles, no se llevó a cabo por razones desconocidas. En Suiza, la última bruja, Anna Göldin, fue ajusticiada en junio de 1782.
La última muerte documentada de una bruja en Centroeuropa fue en 1793 en la el Gran Ducado de Posen. Pero aun en 1836 una presunta bruja fue sometida a la prueba del agua por los pescadores de la península de Hel. Ya que la bruja no se hundía, la ahogaron a la fuerza.

La lucha contra la caza de brujas [editar]Las críticas a la caza de brujas comenzaron prácticamente al mismo tiempo que las persecuciones de la Édad Moderna. Al principio había sobre todo recelos por parte de los jueces y la administración por la creación de un sistema de juicios extraordinarios paralelo a los órganos jurídicos estatales.
La crítica contra la superstición que representaba la creencia en brujas apareció más tarde. Anterior a la Ilustración fue el jesuita Friedrich Spee von Langenfeld, catedrático en la Universidad Alma Ernestina en Rinteln, que escribió Cautio Criminalis en 1631. Fue el más influyente, aunque no el único, entre los que atacaron los procesos de brujas. Su libro era la respuesta a la obra estándar de la teoría de la brujería Processus juridicus contra sagas et veneficos, escrita por su colega en la universidad Hermann Goehausen en 1630.
El cura reformado Anton Praetorius, predicador en la corte del Príncipe en Birstein, se comprometió en 1597 con la causa de las brujas y abogó por su liberación. Atacó de tal forma a los torturadores que paralizó el proceso y la última presa que seguía viva fue liberada. Es el único caso documentado en el que un religioso haya conseguido paralizar un proceso y la tortura a una bruja. En las actas aparece en antiguo alemán porque el cura local se ha opuesto de forma contundente que se torture a las mujeres, se ha abandonado esta vez.
Como primero cura reformado, Praetorius publicó bajo el nombre de su hijo Johannes Scultetus en 1598 el libro Von Zauberey vnd Zauberern Gründlicher Bericht (Informe exhaustivo de magia y magos) contra la locura de la caza de brujas y las torturas inhumanas. En 1602 se atrevió a poner su propio nombre en la segunda edición. En 1613 apareció la tercera edición con un prefacio escrito por él.
En 1635, el cura Johann Matthäus Meyfart, catedrático en la facultad de Teología luterana de Érfurt, se opuso a la caza de brujas y a la tortura con su libro Christliche Erinnerung, An Gewaltige Regenten, vnd Gewissenhaffte Praedicanten, wie das abscheuwliche Laster der Hexerey mit Ernst außzurotten, aber in Verfolgung desselbingen auff Cantzeln vnd in Gerichtsheusern sehr bescheidlich zu handeln sey (Recuerdo cristiano a poderosos regentes y predicadores con conciencia de como eliminar en serio la falta de la brujería, pero cuya persecución en cancillerías y juzgados debe ser manejada con modestia).
El Hochnötige Unterthanige Wemütige Klage Der Frommen Unschültigen (Muy necesaria y sumisa lamentación de los piadosos inocentes) de Hermann Löher se editó en 1676, al finalizar la ola más dura de la persecución. Es relevante porque el autor ejerció en las décadas de 1620 y 1630 como voluntario en el sistema de persecución y a través de esa experiencia llegó a oponerse a la caza de las brujas. Por ello da la visión desde dentro del proceso y las luchas de poder que lo acompañan, lo que no se encuentra en textos de otros opositores.
En 1700, cuando los procesos a brujas ya se habían hecho escasos, el estudioso de Halle Christian Thomasius publica sus escritos contra la creencia en brujas. Sin embargo, el conocido médico Friedrich Hoffmann también de Halle estaba convencido todavía a principios del siglo XVIII en la posibilidad de que brujas pudiese causar enfermedades con encantamentos, en relación a los poderes sobrenaturales que les daba el Demonio.
HistoriografíaLa caza de brujas ha sido tratada una y otra vez tanto en los círculos de historiadores como en los políticos.
Durante el Kulturkampf (lucha cultural) de los prusianos se acusó a la iglesia católica como única culpable de la persecución de las brujas y se daba como número de muertos 9 millones, cifra a todas luces exagerada.
Durante el Tercer Reich, la NSDAP y otros estamentos estimulaban los estudios sobre al brujería. Se intentaba convertir a las brujas en representantes de la primitiva religión germana, que había sido atacada por la Iglesia. Pero, sobre todo en las SS, se formó un núcleo de oposición, para el que las brujas eran Volksschädlinge, parásitos sociales, que habían sido eliminadas por una liga de hombres con la que se identificaban ellos mismos.
Bajo el manto del feminismo se trató el tema de forma intensa en la década de 1980. En el siglo XXI, el estudio histórico se centra principalmente en la historia local y regional del fenómeno.
La caza de brujas en la actualidadTambién en regiones no cristianas o que han sido cristianizadas recientemente aparece una y otra vez la persecución de brujas, la brujería o de la magia.
Han saltado a la actualidad los casos de los niños brujos del Congo. En el norte de Sudáfrica, sobre todo en regiones de religiones tradicionales, se acusa cada año a cientos de hombres y mujeres de brujería, personas que son a menudo asesinadas por las masas enfurecidas. En Tanzania se acusa cada año a cientos de mujeres de brujería, que son asesinadas o mutiladas. El caso también se da en Kenia. En algunos estados africanos existen incluso leyes específicas contra la brujería.
También se conocen casos de caza de brujas en América del Sur.
En México y en algunos otros países Latinoamericanos el término "Cacería de Brujas" se utiliza de manera coloquial y popular al referirse a la especial observación de una o varias personas con el fin de detallar sus actividades con el objetivo de mostrar alguna falla referente a alguna temática en particular, sin que esto signifique algún tipo de actividad en brujería. El uso de este término se debe a la influencia norteamericana referente al Macarthismo.
La imagen de la bruja A finales de la Edad Media empezó a configurarse una nueva imagen de la bruja, que tiene su principal origen en la asociación de la brujería con el culto al Diablo (demoniolatría) y, por lo tanto, con la idolatría (adoración de dioses) y la herejía (desviación de la ortodoxia). Si en fechas anteriores los principales interesados en el castigo de los delitos de brujería habían sido los propios convecinos de las brujas, que sufrían directamente sus supuestas acciones maléficas, una vez que se estableció la relación de la brujería con el culto diabólico pasó a ser un asunto de interés directo tanto para la Iglesia, encargada de mantener la ortodoxia, como para las autoridades civiles.
Aunque el primer proceso por brujería en que están documentadas acusaciones de asociación con el Diablo tuvo lugar en Kilkenny, Irlanda, en 1324-1325,[2] solo hacia 1420-1430 puede considerarse suficientemente consolidada la imagen de la bruja presente en la inmensa mayoría de las "cazas de brujas" de la Edad Moderna en Europa. Aunque existen variantes regionales, pueden ser descritas una serie de características básicas, reiteradas tanto en las actas de los juicios como en la abundante literatura culta sobre el tema que se escribió en Europa durante los siglos XV, XVI y XVII.
Se atribuía a los acusados de brujería un pacto con el diablo. Se creía que al concluir el pacto, el Diablo marcaba el cuerpo de la bruja, y que una inspección detenida del mismo podía permitir su identificación como hechicera.[3] Mediante el pacto, la bruja se comprometía a rendir culto al Diablo a cambio de la adquisición de algunos poderes sobrenaturales. Entre estos poderes estaba, lógicamente, la capacidad de causar maleficios de diferentes tipos, que podían afectar tanto a las personas como a elementos de la naturaleza; en numerosas ocasiones, junto a estos supuestos poderes se consideraba también a las brujas capaces de volar (en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos), e incluso el de transformarse en animales (preferentemente lobos). No todos los teólogos de la época creyeron en la realidad física de los vuelos y metamorfosis de brujas: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños inducidos por el Diablo.
Según estas creencias, las brujas acudían en determinadas fechas a reuniones nocturnas denominadas "aquelarres", o más generalmente "sabbats", a las que se desplazaban en ocasiones por medios ordinarios y otras veces de forma sobrenatural. En los aquelarres tenían lugar ceremonias que eran básicamente una inversión sacrílega de aspectos de la liturgia cristiana, reinaba la promiscuidad sexual, y se realizaban actividades repulsivas (las acusaciones más frecuentes eran las de infanticidio y canibalismo infantil). El Diablo (descrito de muy diferentes formas: a veces con forma humana, pero también frecuentemente de macho cabrío u otro animal), era adorado por las brujas (con ceremonias como el llamado "osculum infame"), y a veces se unía sexualmente a ellas.
No todos los sospechosos de brujería eran mujeres (hubo un significativo porcentaje de hombres procesados y ejecutados por delitos de brujería), pero se consideraba a la mujer más inclinada al pecado, más receptiva a la influencia del Demonio, y, por tanto, más proclive a convertirse en bruja. El concepto de brujería en la Edad Moderna tiene un fuerte carácter misógino.
Este estereotipo negativo de la bruja tiene estrechos puntos de contacto con las imágenes igualmente negativas adjudicadas históricamente a herejes y a judíos. Muy revelador es el nombre de "sabbat" (el sábado hebreo) para designar las reuniones de brujas.
De gran significado era la idea de una confabulación de brujas. De la transformación de prejuicios que se había tendido contra los judíos durante siglos, se formó la imagen de una «Synagoga Satanae», Sinagoga de Satanás, que más tarde se llamaría sabat de las brujas o aquelarre. Se pensaba que se trataba de una reunión orgiástica en la que se escarnecía a Dios y a su Iglesia. La misma existencia de la Cristiandad estaría amenazada por esta secta de brujas.
Portada del Malleus maleficarum en una edición de 1669Este concepto de brujería se difundió por toda Europa mediante una serie de tratados de demonología y manuales para inquisidores que se publicaron desde finales del siglo XV hasta avanzado el siglo XVII. El primero en alcanzar gran repercusión, gracias a la reciente invención de la imprenta, fue el Malleus Maleficarum ("Martillo de las brujas", en latín), un tratado filosófico-escolástico desapasionado y racional publicado en 1486 por dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer (Henricus Institoris, en latín) y Jacob Sprenger. El libro no solo afirmaba la realidad de la existencia de las brujas, conforme a la imagen antes mencionada, sino que afirmaba que no creer en brujas era un delito equivalente a la herejía: «Hairesis maxima est opera maleficarum non credere» (La mayor herejía es no creer en la obra de las brujas). El Malleus llegaría a ser el manual más utilizado en la caza de brujas en los estados católicos del Sacro Imperio Romano Germánico, a pesar de que constaba en el Index de libros prohibidos por la Iglesia Católica.
Gran importancia tuvo también el Tractatus de Hereticis et Sortilegiis, publicado en 1524 por Paulus Grillandus.La práctica inquisitorial.
El primer manual apareció a principios del siglo XIV, obra de Bernard Gui, tiutlado "Practica Inquisitiones haerticae pravitatis". El es uno de los personajes principales de la novela "El nombre de la rosa" de Umberto Eco, en la cual él aparece como un individuo fanático, cruel y despótico que se opone ferozmente a los razonamientos lógicos, prefiriendo someterse enteramente a su inquebrantable fe en Dios, así pues a las creencias y supersticiones de su época.

Gustav Henningsen afirma que el manual más antiguo fue escrito por el inquisidor Bemard Gui sobre 1324, bajo el título "De sortilegis et divinis et invocatoribus demonorum" se citan diversas prácticas mágicas y de adivinación, junto con algunos conjuros al demonio. Lo más que se acerca a las brujas, es al comentar sobre "fatis mulieribus quas vocant 'bonos res' que, ut dicunt, vadunt de nocte". La “cosa buena” es un eufemismo que la gente utilizaba para referirse a las hadas. En 1376 apareció el famoso "Directorium Inquisitorum" del dominico catalán Nicolau Aymerich en el que clasifica la brujería en tres clases: el culto y vasallaje total al demonio, los que ruegan al demonio para que sea mediador ante Dios y los que invocan al demonio con magia. Si el practicante se dirige al demonio diciéndole "te mando", "te ordeno", no es hereje, pero si le dice "yo te ruego", "te pido"... es manifiestamente hereje; incluye el decreto del papa Juan XXII, de 1326, contra diversas formas de culto al demonio. Le siguió la publicación del "Formicarius" de Johanes Nider, escrito entre 1435 y 1437, que habla de los brujos suizos.

La cumbre de los manuales inquisitoriales llegaría con la publicación en 1486 del "Malleus maleficarum", escrito por los obsesos Enrique Institor (Kraemer) y Jacobo Sprenger. En la primera parte se narran las acciones de las "maléficas" y su colaboración con el Demonio; la segunda expone hasta dónde llega el poder de las brujas y, después, cuenta como destruirlas; en la tercera parte hallamos las ideas de los autores: para iniciar una causa basta la acusación o denuncia de un particular, sin pruebas; también sirve el testimonio de un niño y el de los enemigos de la persona acusada; el juez tiene plenos poderes y decide se un acusado debe defenderse o no; el tormento debe usarse a discreción y, si no declara, es porque encanto diabólico; el arrepentimiento no libra de la muerte...

Personas como estas han sido las que durante siglos han estado dirigiendo las riendas de la sociedad y de la Iglesia. Los autores del "Maellus" organizaron muchísimas persecuciones e indujeron a quemar muchas mujeres. Y, aunque sólo sea para despreciarlos, me voy a permitir el lujo de citar a una serie de inquisidores que persiguieron y promovieron quemas de brujas como: Pedro de Berna en Suiza, Juan XXII, Eugenio IV (1437-1445), Calixto II (1457), Pío IV (1459), Alejandro VI (1494), Julio II y Leon X (1521), Adriano VI (1523) y Clemente VII en 1524. También fueron famosas las quemas de 1446 en Heidelberg y la de 1456 en Colonia. Por otra parte, debemos saber que los teólogos y los filósofos escolásticos, en la mayoría de los casos se opusieron a estas barbaridades, sin embargo, los juristas las aceptaron de buen grado y desarrollaron leyes todavía peores: la batalla entre los enfermos obsesos y la razón duró más de dos siglos.

3. Cómo se probaban las acusaciones

Julio Caro Baroja no comparte las críticas fáciles a los “cazadores de brujas” que podamos efectuar en la época actual, pues dice que tenemos que meternos en la piel de esos inquisidores para comprender sus acciones, las cuales devienen de unas creencias que son las que regulan sus actos. Sin embargo, no puedo resistirme a calificar a un Pierre de Lancre, que a principios del siglo XVII quemó a más de 600 personas como un vil y repugnante ser humano, por muy ciudadano honrado que se creyera o pensaran de él en aquella época. Recordemos que cuando estaba matando personas, ya había otros escritores y religiosos que le advertían sobre la inverosimilitud y la falta de realidad de las acciones brujeriles.
Quema de brujas:

Los juicios que se llevaban a cabo por brujería distaban mucho de ser ejemplo de justicia. Para la acusación bastaba la sospecha, no eran necesarias pruebas, no había opción a defensa y las confesiones o delaciones hechas bajo tortura eran usuales y totalmente válidas. Incluso si el sospechoso no confesaba después de ser torturado, esto se interpretaba a veces como un signo más de lo fuerte que era la intervención del Diablo. Una vez apresada una bruja, aparecían muchas más en la zona, porque se afirmaba que el Diablo andaba cerca. Sin embargo, estas confesiones se pueden explicar por una suerte de psicosis colectiva, por lo contagioso de los suicidios, o por la rebeldía contra unas leyes completamente injustas. H. Ch. Lea en "Histoire de l'Inquisición au Moyen Age" afirma que los procedimientos inquisitoriales contribuyeron mucho a que los acusados se declararan culpables, porque en estos procesos reinaba el fraude, las torturas físicas y morales, los testigos falsos o interesados...

Bibliografia:

http://www.witchcraft.com.au/traditional-witchcraft.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Caza_de_brujas#La_imagen_de_la_bruja
http://www.lasiega.org/index.php?title=Cr%C3%ADtica_e_historiograf%C3%ADa._Sobre_la_persistencia_de_Jules_Michelet_en_la_obra_de_Roland_Barthes
http://club.telepolis.com/meugenia1/las_brujas.htm

Egyptian Witchcraft.
Native American Witchcraft.
Medieval Witchcraft.
Traditional Witchcraft.